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- Nayeon... Se llama Nayeon - sus mejillas estaban teñidas de un bonito color rosa.

Sana chilló.

- Y yo pensé que ni me dirías - la zarandeó un poco mientras sonreía.

- No quería - la corta respuesta hizo reír a Jeongyeon la cual venía en las piernas de Momo molestandola cada que podía - Pero pues ya qué.

- ¿Cómo se apellida? - preguntó Chaeyoung con curiosidad.

- Es Im Nayeon - a eso Chaeyoung sonrió.

- La conozco... creo. Es la hermana de Dahyunnie, ¿no, Jihyo? - mencionó a su mejor amiga rubia con la cual sale algunas veces, incluso ella las ha acompañado en algunas salidas a comer o solo pasar el rato sin hacer algo en específico.

- Oh, sí. Nayeon. No hablamos mucho porque, al parecer, no le gusta mucho socializar pero fue amable - Jihyo contestó. Momo frunció el ceño intentando recordar y lo frunció más cuando se acordó.

- ¡Esa Nayeon! ¡Me debe cincuenta dólares! - exclamó enojada, todavía recuerda cuando le ganó la apuesta que Jihyo no se animaría a lanzarse al lago y ella ganó, entonces fueron cincuenta dólares los que quedaron en deuda - Que siga escapando pero algún día me las cobraré - Jeongyeon soltó una carcajada.

- Primero ella te los paga antes de que tú le hagas algo, Momo. Te parece tan linda Mina como para que le golpees a la novia - se rió del sonrojo que abarcó casi toda la cara de Mina.

- Que agradezca ser su novia, porque si no, ahorita visita a Dios - Sana rió.

- Tú solo golpeas a Jeongyeon. Fueran o no pareja, tú no le tocarías ni un pelo, idiota... porque sabes que ella te ganaría - Sana sonrió traviesa. Ni siquiera conoce a la tal Nayeon pero molestar a Momo es su gusto.

- ¡¿Qué mierda dic-... ?!

- De hecho, ¿pueden dejarme en el parque? - la vocecita toda timida por interrumpir se llevó la atención de nuevo - Y tú, ¿puedes decirle a mamá que estoy contigo si te llega a llamar? - se dirigió a Sana

- ... ¡Oww Mina tendrá su primera salida a escondidas sola! ¡Crecen tan rápido! - Mina sólo pudo agachar la mirada a como Sana le empezó a hacer cariños casi como una bebé.

- No será sola - fue un pequeño susurro de la japonesa menor pero fue suficiente para que Sana la mirara sorprendida.

- ... Espera. ¡Iras con tu novia! ¡Que bonito, Mina! - la volvió a zarandear mientras Mina pensaba dónde esconderse.

- ¡Ya, Sana! ¿Si puedes? - la japonesa mayor asintió mientras sonreía. Mina volteó hacia fuera por la ventana dándose cuenta que a penas llegaron al parque. Despidiéndose salió tomando su mochila y celular el cual Sana había estado teniendo desde el camino.

- ¡DILE A NAYEON QUE ME DÉ MIS CINCUENTA DOLARES! - gritó Momo atrayendo muchas miradas extrañas y una sonrisa de Mina la cual asintió.

Corrió un poco hasta que una llamada llegó a su teléfono. Ahí se acordó que ni le había avisado a Nayeon en donde se encontrarían y lo mejor fue contestar.

- ¡Yeonnie! - en el otro lado de la llamada, Nayeon sonrió en grande por la alegre voz de la menor.

- Minari, ¿tuviste algún inconveniente o algo? - la voz sonaba un poco triste o así fue como Mina la distinguió.

- No, Yeonnie. Voy para allá. ¿Estás donde mismo? - preguntó volviendo a correr ahora en dirección fuera del parque.

- Sip, traje algunas cosas para comer, te espero - la voz de repente se hizo alegre al saber que sí la vería.

La mayor no sabía muy bien si Mina tendría un inconveniente y se convencía a sí misma que no faltaría, aún así tenía la inquietud que podría faltar y ella tendría que regresarse sin verla. Afortunadamente su novia sí llegaría.

- En un rato llego, Nayeonnie - la llamada se acabó y la mayor sólo suspiró mirando al frente. Afortunadamente el cielo estaba nublado y por lo tanto no tenía que esconderse de los rayos en algún árbol.

No pareciera que lloverá tampoco, así que el clima era solo viento y el cielo gris daba la sensación de un buen día, y para ella lo era, mucho más cuando Mina podría estar más tiempo con ella.

Unos minutos pasaron cuando pudo escuchar las pisadas rápidas de alguien y en ese entonces sonrió. Soltó una carcajada cuando las manos que perfectamente conocía se aferraron a su abdomen, abrazandola por la espalda.

Otra risa más delicada y tímida se escuchó, la melodía tan bonita que inunda sus oídos al tenerla tan cerca. La japonesa tenía su mentón justo en su hombro, cerca de su cuello, podía sentir el aire que expulsaba cada que soltaba una suave carcajada.

- Linda Minari - comentó la coreana volteandose para dar la cara con su novia notando sus mejillas ligeramente rosadas y la enorme sonrisa gomosa que poseía en sus labios.

- ¡Nayeonnie! - la japonesa pudo sentir como era levantada, siendo obligada a enredar sus piernas en el torso de la contraria mientras esta la llenaba de besos por su rostro y a veces cuello - ¡Me haces cosquillas, Yeonnie! - ese era el objetivo de la mayor; hacer reír a la menor para tatuar esa risa en su tímpano y escucharla aún cuando no puedan verse.

- Tu hermosa risa es eso, hermosa... Mina - la mencionada la miró directamente a los ojos - Te amo tanto - la total sinceridad se podía notar a kilómetros, eso era lo que veía Mina. La coreana la besó, cosa que fue correspondida inmediatamente con el mismo fervor y emoción.

Mina serpenteó lentamente sus manos hacía la nuca de la mayor atrayendola más hacia ella, sus piernas sosteniéndose con mas fuerza al sentirse caer y siendo luego sostenida de los muslos por las manos de la coreana.

La pose en si era provocativa para ambas, pero eso no era lo que en sentían directamente; la felicidad era la que dominaba en sus cuerpos en ese momento, la emoción y deseo que seguir así también predominaba en ambas.

Nayeon creyó fallecer cuando Mina comenzó a mover sus labios lentamente; otras veces que se besaban por largo tiempo casi ni movían los labios, sólo era juntarlos saboreando la textura de los belfos contrarios. Obviamente no se negó a la nueva acción y intentó seguir un ritmo.

Siendo inexpertas en nuevas cosas como esas, pudieron moverlos a la perfección a un ritmo perfecto que ambas disfrutaban.

Lo disfrutaban tanto que no notaron las miradas de varios metros lejos de ellas.

-¡Mi bebé está haciendo el primer paso! ¿Lo viste? ¿Lo viste, Jihyo? ¡Minita está creciendo! - exclamó la japonesa con emocion. Si tuviera un celular con ella ya estuviera grabando todo. 

- Sí, es lindo - admitió con pesar la otra japonesa.

Sip, Sana las había obligado a traerla para ver a Mina interactuando con su novia. No esperen que estén muy felices por ser obligas, aunque sí sientan felicidad por la japonesa menor, Mina ya se había ganado el cariño de todas y verla feliz era felicidad para ellas también.

¡Es que Mina es excesivamente linda!

- Mejor nos vamos, no quiero ver sexo en vivo - comentó Jeogyeon caminando devuelta al auto.

- ¡Mina no haría eso, imbesil!... ¿o sí? - Sana se preguntó así misma mirando fijamente las acciones de Mina. Lo único que vio fue la inocencia de Mina en un bonito beso que apenas era apasionado en ese sentido sexual.

Mina era tierna hasta en dar besos largos o apasionados, eso lo notaron todas.

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